DOLOR LUMBAR Y PIERNA CORTA

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DOLOR LUMBAR Y PIERNA CORTA

DOLOR LUMBAR Y PIERNA CORTA

El dolor lumbar es uno de los más habituales del aparato locomotor y por diversos motivos está muy presente en nuestro entorno, comprendiendo un rango de edad muy amplio, ya que afecta a jóvenes y mayores.

Existen diferentes motivos o causas para esta afectación, como el estilo de vida, traumatismos, lesiones congénitas, actividad laboral, reumatismo…

En este artículo nos centraremos en uno muy especial y mas frecuente de lo que se presta a percibir; el dolor lumbar crónico por un miembro inferior anatómicamente corto. Es aproximadamente entre los 30 y 40 años la edad de aparición, si bien puede suceder mucho antes, en función de la individualidad y estilo de vida del paciente, por ejemplo en los deportistas, debido al aumento de carga es de aparición más temprana.

La perfección anatómica no existe, tampoco hay que buscarla pero si la mejor armonía y equilibrio posible, eso es lo que hace nuestro sistema, intentar armonizar, minimizar en pos de no sentir dolor. Así unos 5 mm de desajuste son bien tolerados y compensados por nuestro organismo. El problema comienza cuando esa barrera es superada, acercándose a 1 cm. El sistema nervioso central, informado a través del aparato vestibular, necesita mantener la mayor horizontalidad posible de la mirada, transformando la posición lumbopelvica ( a esto se lo conoce como hegemonía), de esta manera se encuentra el equilibrio, pero el peaje es crear un desajuste en la cintura pélvica, que poco a poco y con el paso de los años se satura, apareciendo dolor ligamentoso y muscular en primera instancia y mas adelante compresión discal, protrusión y hernia discal.

Nuestra experiencia nos muestra un mayor número de miembros cortos del lado derecho.

El tratamiento que proponemos en Bregma es el de normalizar la pelvis y el resto de compensaciones, normalmente en 2 o 3 tratamientos. Tras esto es necesario un estudio biomecánico por parte del podólogo, donde se analiza la diferencia anatómica y el soporte plantar necesario para equilibrar al paciente. Podemos afirmar que los resultados son muy satisfactorios, tras la necesaria adaptación el paciente goza de una normalidad poco habitual en los últimos años de dolencia lumbopelvica.

Sergio Romero Faz.
Fisioterapeuta.
Fecha artículo: 27-8-2012